Los humanos somos seres inquietos a los que nos gusta descubrir los secretos que esconde la naturaleza. Atrae la idea de estar en suspensión, de sentir que el mundo está a nuestros pies, aunque no nos pertenezca. Para saciar este apetito curioso, recorremos países en busca de parajes inolvidables que perduren para siempre en nuestra memoria. Y lo conseguimos, eso sí, sin olvidar un instinto básico: la supervivencia. Contemplar paisajes desde la altura se convierte en una experiencia trepidante, siempre que haya elementos que aporten seguridad.
Atentos, porque lo que vais a ver a continuación no es ciencia ficción. Se trata de un diseño único, no apto para aquellos que padezcan vértigo. Un proyecto en altura, elaborado con la malla X-TEND de Carl Stahl, que quita el hipo.
Si los más aventureros no tenéis aún planes para esta Semana Santa, puede que os decantéis por este espectacular sitio. Tomad nota, porque en Alemania podréis deslizaros entre las copas de los árboles, cual primate en su hábitat.
Tree Top Walk: aventura de nivel
En la mayor isla de la costa alemana, en Rügen, se encuentra este paraje natural conocido como Naturerbe Zentrum Rügen. Parada obligatoria para amantes de la naturaleza, el enclave permite apreciar y experimentar en la propia piel el paso de las cuatro estaciones, dejando al descubierto los imponentes cambios que se producen, aproximadamente, cada tres meses en este patrimonio natural de la zona de Prora.
El arquitecto Josef Stöger fue el encargado de diseñar la imponente torre de 40 metros de altura inspirada en un nido de águila. Bajo un manto de árboles, a más de 120 metros sobre el nivel del mar, los visitantes se emocionan con la vista de un paisaje único, en los que natura y fauna autóctona -como las águilas- atrapan. En todas las pasarelas del nido hay, como medida de seguridad, malla X-TEND sujetada con cables y accesorios de la gama I-SYS de Carl Stahl. Su transparencia permite que, mientras se asciende a lo más alto, el visitante descubra los secretos de esta reserva natural y, una vez conquistada la cima del nido, la panorámica del singular paisaje que conforma la isla. A vista de águila, no se escapa nada.
Fotografías: Carl Stahl