Según el diccionario de la Real Academia Española, un puente no es más que ‘una construcción de piedra, ladrillo, madera, hierro, hormigón, etc., que se construye sobre ríos, fosos y otros sitios para poder pasarlos’. Sin duda los puentes son construcciones para facilitar el acceso, para saltar obstáculos tan importantes como un río, pero también son algo más.
En pleno siglo XXI estamos tan acostumbrados a toparnos con ellos, que los cruzamos casi sin prestarles atención. Pero si nos paramos a pensar un momento podremos darnos cuenta de su valor. Más que una construcción para salvar un obstáculo, un puente es una estructura de unión, entre pueblos, entre edificios, entre personas. Los puentes nos acercan a aquello que queremos alcanzar y nos facilitan enormemente el acceso.
En algunos casos, aquel lugar al que deseamos acceder es tan inaccesible que si no fuese por un puente quizás jamás podríamos llegar hasta él. Es el caso del Capilano Suspension Bridge Park, en Vancouver, presidido por su impresionante puente colgante.
Una de las atracciones turísticas más destacadas de Vancouver está formada por un laberinto de puentes colgantes, escaleras y plataformas que invitan a los turistas a observar la naturaleza de Canadá a vista de pájaro, a 70 metros de altura sobre el río Capilano. Con una extensión de 140 metros, el puente colgante más famoso de Canadá fue construido en 1889 por el ingeniero Grant Mackay. En su construcción inicial se usaron cuerdas de cáñamo y tablas de cedro, que con los años se substituyeron por cables de acero.
Las plataformas, elevadas a 70 metros de altura, conforman el famoso ‘Cliffwalk’, diseñado por el arquitecto Morrison Hershfield. Los estrechos pasillos, que se abren paso a lo largo de una pared de roca con vistas directas sobre el río Capilano, están asegurados con malla X-TEND de Carl Stahl, dispuesta en todas las barandillas del recorrido. Esta medida de seguridad garantiza un paseo seguro a la vez que se disfruta, sin riesgos, de unas increíbles vistas del cañón, a 70 metros bajo nuestros pies.